
Érase una vez un hermoso Pulgarcito que soñaba con conocer aquella mujer que lo haga feliz. Todos los días por la mañana le pedía a su amigo el príncipe que le complazca su deseo de dejar de ser enanito porque por ese problema que tenía Pulgarcito pensaba que no encontraría a la mujer de su sueños.
Un día lluvioso y triste Pulgarcito quebró al llanto y le dijo al príncipe “Por favor Principito hazme un poquito más altito”. El príncipe sabía que aquel deseo no se lo iba a hacer cumplir ya que Dios lo trajo al mundo al pequeño así por alguna razón, por lo tanto él no cambiaría su forma de ser. El pequeño enanito estaba muy triste, pero seguía con su deseo de que algún día fuera a crecer.
Los meses pasaron y aquella mañana soleada del picnic en el campo fue el mejor día que Pulgarcito recordará, ya que conoció a una enanita igual que él llamada Alegría. Desde el momento que ambos se vieron existió una conexión inseparable, estaban hechos el uno para el otro, Pulgarcito no podía ser más feliz.
Pues entonces fue aquí donde supo que su amigo el príncipe tenía razón de no hacer su deseo realidad. Muchas veces aquello que deseamos cambiar de nosotros no será lo mejor en un futuro, existirán personas que te acepten como eres por eso debemos querernos tal y como somos.
muchas veces nos fiamos en los defectos ya sean nuestros o de los demás y no nos fijamos en lo bueno que tenemos o tienen!!
ResponderEliminarMuy entretenido el cuento! Me gusto mucho por su claridad.
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