martes, 1 de noviembre de 2011

La Orilla del Precipicio - Libertad sin limites, dignidad directo al vacío

Es cierto que cada persona tiene el derecho de opinar lo que ésta quiera respecto a cualquier tema; es la base de la comunicación directa e indirecta, uno de los canales mas importantes para la convivencia humana: La libertad de expresión. Es tan importante que se ha convertido en uno de los derechos más primordiales para la humanidad, por no decir el más primordial.

Luego de siglos de historia, la sociedad ha llegado a comprender que la libertad de expresión es esencial para conocer a las demás personas y muy de fondo, a la verdad. Mediante la comunicación, bajo la tutela de la libertad, se llega implícitamente (de forma consciente o inconsciente) a cuestionamientos de creencias, noticias, relatos, o cualquier otra clase de información.

Sin embargo, existe un gran abismo entre lo que la sociedad piensa que es la libertad de expresión y lo que significa según lo que somos. Empezando por el concepto de la libertad en sí, la idea errónea nace un corto pero complicado paradigma: Si la libertad tiene limites, no es libertad; una libertad obligada no es libertad. Separando la primera idea de la segunda, por cierto y medio lógico que suene, es exactamente lo contrario. La opción no es elegir entre lo bueno y lo malo, porque lo malo perjudica al ser humano y por lo tanto, a la sociedad. Efectivamente, si la libertad es manipulada u obligada existe una delgada brecha de libertad de expresión e incluso podría darse una anulación de ésta, este caso; injusto como tal, es diferente al primer planteamiento. La diferenciación está en que no se debe confundir los conceptos que guían la vida de la sociedad y que la simple lógica no es la respuesta inmediata para un patrón de vida.

Todas las ideas del mundo moderno, en el que si algo tiene un poco de certeza y es vagamente comprobado, es totalmente verdad; y en el que se debe respetar lo incorrecto según la aceptación de las incoherencias del mundo; conllevan a una libertad de expresión falsa y quebrantada, o más bien a un libertinaje de expresión. Es algo que dejó de ser libertad y ataca directamente a la dignidad de la persona causada por el paradigma inicial. Entonces, una opinión emitida de algún tema, sin freno alguno, estaría dirigiéndose hacia el atentado a la dignidad.

Es así como desde un principio la dignidad de la persona esta a la orilla del precipicio. Si existe la excusa de la falsa libertad de expresión, se pueden omitir todos los valores de la persona, la moral que guía las leyes y la verdad que Dios ha puesto en nuestras vidas.

La verdadera libertad de expresión debe estar ligada con la dignidad de la persona necesariamente porque sino no seria libertad. Transcendentalmente estos dos tópicos hablan de la coherencia, reverencia y respeto hacia con uno mismo y con los demás.

Mayte Vela Intriago

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